Me encontré con Diana y fuimos a tomar el metro para ir a las mezquitas. Delhi tiene varias, ya que fue invadida alrededor del siglo XIV por los islámicos, aproximadamente en la misma época en que invadieron la Península Ibérica. Cruzamos la estación de trenes, pasamos por algunos santuarios hinduistas y entramos al metro.
Después fuimos a Nizamuddin’s dargar, y visitamos una mesquita. Los musulmanes parecen bastante simpáticos y me sorprendieron por lo receptivos a la hora de ver un extranjero, claramente no islámico, curioso, sacando fotos. Se lo tomaban con mucho humor y hasta posaban.
Estaba atardeciendo y no queríamos perder tiempo. Tomamos un auto y fuimos a recorrer lo que quedaba de la zona. Primero entramos a Humayun’s Tomb, una impresionante tumba dedicada a uno de los grandes emperadores mongoles (que se dice que inspiró la arquitectura del Taj Mahal). El sol caía atrás del parque que rodea ese monumento y un grupo de chicos jugaban al fútbol con la última luz del día. Me hubiera quedado un buen rato contemplando esa escena, pero el taxi estaba esperándonos.
Continuamos el viaje hasta el Indian Gate, construida por los ingleses, a comienzos del siglo XX, sobre la avenida Rajpath (Camino de los Reyes). Este es un monumento de conmemoración a los soldados indios que murieron en la Primera Guerra Mundial y las Guerras Afganas de 1919. Le pedimos al taxista que nos dejara en Connaught Place, cenamos y reservamos los pasajes de tren para salir, al día siguiente, hacia el Taj Mahal.