miércoles, 18 de febrero de 2009

Fin del Viaje a India

Larga espera

Volví a Delhi. Ya sentía que el viaje había terminado, aunque era recién 13 de febrero: comenzaba la vuelta el 14 y llegaría São Paulo el 15 a la tarde. Decidí postergar dos días mi viaje a Rio de Janeiro para no hacer la vuelta tan larga y descansar un poco. Ese viernes 13 visité algunos lugares de Old Delhi, sin demasiado estusiasmo. Anish me había explicado algunos recorridos posibles.


Visité el Laal Kila (nombre en hindi del Fuerte Rojo) y el Jama Masid, una de las principales mezquitas de la India. Hice algunas compras en el mercado Chandni Chowk y me volví a la casa de Anish a esperar que el tiempo pase.



El avión salía a las 6 de la mañana. A la noche fuimos con Diana, Anish, su novia y su hermano a comer a un restaurante excelente, comida del sur de India. Volvimos a la casa y nos despedimos de Anish cuando se iba a dormir. A las 4 am. salimos con Diana para el aeropuerto en un taxi.






Dos horas hasta Calcuta. Unas tremendas diez horas de espera para salir a Dubai. Cinco horas y media de vuelo hasta Dubai. Emirates tuvo la delicadeza de enviarnos a un hotel porque la espera era de nueve horas. Todo en Emiratos Árabes es de un lujo extraordinario, pero apenas pude aprovecharlo. Compré algo de dirhams y tomé un taxi para dar una vuelta por la ciudad. Volví, dormí dos horas, desayuné y de nuevo al aeropuerto. Otras catorce horas de vuelo y finalmente volví a Brasil.



jueves, 12 de febrero de 2009

Viaje a India - 12 de febrero

Agra

Esa noche la pasé en el hotel con Diana. El tren salía a las 6.15. Programé el despertador una hora antes, pero me levanté a las 6.03. Desperté a Diana con un grito y, absolutamente dormidos, deliberamos si valía la pena ir a la terminal o si ya habíamos perdido el tren. La terminal quedaba muy cerca del hotel, a diez minutos de caminata. Pero no llegábamos. Resolvimos ir con la esperanza de que se retrasara. Salimos corriendo y llegamos 6.20, el tren todavía estaba allí. Subimos, agitados y desorientados. Habíamos comprado pasajes en primera clase, por recomendación de Anish, y nos costó algún tiempo encontrar los asientos. Me dormí y me desperté casi llegando a Agra.




En la estación buscamos uno de esos cochecitos motorizados, verdes y amarillos, y le pedimos al chofer que nos llevara hasta el Taj Mahal. Kiki (así se llamaba) no demoró mucho tiempo para convencernos que lo contratáramos para quedarse todo el día con nosotros, por unas 600 rupias, prometiendo llevarnos a los principales puntos. Luego nos convenció de que no era la mejor hora para ir al Taj Mahal y que nos llevaría a la tardecita, cuando el sol daba sobre el frente y adquiría un color amarillento. Aprobamos nuevamente la moción de Kiki, entregadísimos a sus consejos. Fuimos entonces para el Agra Fort y luego nos llevó a un punto en el que se veía bastante bien el Yamuna River.






De allí cruzamos buena parte de la ciudad hasta llegar al Itimad-ud-Daulah, un mausoleo construido a comienzos del siglo XVII y conocido también como Baby Taj. En realidad su aspecto da cuenta de la transición entre la arquitectura mogol primitiva (basada en el uso de arcilla roja, como en la Humayun’s Tomb) y el periodo del auge del mármol blanco, cuyo máximo exponente es el Taj Mahal. La técnica de trabajo sobre el mármol blanco es maravillosa: se le hacen a mano incrustaciones de piedras preciosas (topacio, ónix, lapislázuli). Vimos a un artesano haciéndolo ahí mismo.









Después fuimos al Yamuna River, que pasa por detrás del Taj Mahal, y es uno de los siete ríos sagrados de la India. Un grupo de hombres y mujeres lavaban y secaban ropa en el río. Dos chicos cruzaban el río a pié con un amasijo de ropas en la cabeza. Nos quedamos un rato charlando con algunos de ellos y fuimos directo a la parte posterior del Taj.









Desde atrás el Taj Mahal se veía imponente, pero nada sería comparable a la vista de frente. Encontramos una familia que alquilaba camellos. Anduve un rato en uno, más que nada para saber cómo era, y luego nos quedamos un rato largo conversando con ellos mientras Kiki esperaba en el taxi.






Antes de ir al Taj Mahal, Kiki nos llevó a almorzar y luego a un taller para ver cómo se hacen las incrustaciones de piedras preciosas sobre el mármol blanco. Ahí comprendimos la dimensión del Taj Mahal, que implicó el trabajo de 20 mil obreros durante más de 20 años de construcción.





Y, por fin, nos llevó al Taj Mahal. Fue un poco tedioso entrar, porque había muchísimo control en la fila de hombres. Diana pasó rápido, pero me tuvo que esperar. El Taj Mahal es una colosal tumba erigida por el emperador musulmán Sha Jahan en honor de su segunda esposa Mumtaz Mahal, que murió en el parto de su décimo cuarto hijo. En verdad el Taj Mahal es muchísimo más que la imagen principal a la que generalmente se lo asocia. Es un complejo de varios edificios articulados por un bellísimo jardín. Esa imagen tan conocida es la del mausoleo principal, donde se encuentra la tumba de Mumtaz Mahal, y que está cubierto por una gran cúpula de mármol blanco. No hay mucho más que explicar, he aquí las imágenes.





miércoles, 11 de febrero de 2009

Viaje a India - 11 de febrero

Las puertas del islam

Me levanté esa mañana en la casa de Anish. Él no estaba porque había pasado esa noche en la casa de su novia. Esa mañana Selda se había ido para Estambul, quedábamos solos con Diana. Esperé que llegara Anish a media mañana y a que me llamara Diana para ver qué hacíamos. Tomé un taxi y fui para el Main Bazar de nuevo. La noche anterior había llovido mucho y las calles del bazar estaban muy embarradas.


Me encontré con Diana y fuimos a tomar el metro para ir a las mezquitas. Delhi tiene varias, ya que fue invadida alrededor del siglo XIV por los islámicos, aproximadamente en la misma época en que invadieron la Península Ibérica. Cruzamos la estación de trenes, pasamos por algunos santuarios hinduistas y entramos al metro.


Primero fuimos al Gandhi Smriti, la casa en la que vivió sus últimos días y donde fue asesinado. Hicieron de ella un enorme monumento histórico que me gustó mucho. Su habitación es un sitio muy especial. Y en el jardín también se respira un aire particular.





Después fuimos a Nizamuddin’s dargar, y visitamos una mesquita. Los musulmanes parecen bastante simpáticos y me sorprendieron por lo receptivos a la hora de ver un extranjero, claramente no islámico, curioso, sacando fotos. Se lo tomaban con mucho humor y hasta posaban.





Estaba atardeciendo y no queríamos perder tiempo. Tomamos un auto y fuimos a recorrer lo que quedaba de la zona. Primero entramos a Humayun’s Tomb, una impresionante tumba dedicada a uno de los grandes emperadores mongoles (que se dice que inspiró la arquitectura del Taj Mahal). El sol caía atrás del parque que rodea ese monumento y un grupo de chicos jugaban al fútbol con la última luz del día. Me hubiera quedado un buen rato contemplando esa escena, pero el taxi estaba esperándonos.



Continuamos el viaje hasta el Indian Gate, construida por los ingleses, a comienzos del siglo XX, sobre la avenida Rajpath (Camino de los Reyes). Este es un monumento de conmemoración a los soldados indios que murieron en la Primera Guerra Mundial y las Guerras Afganas de 1919. Le pedimos al taxista que nos dejara en Connaught Place, cenamos y reservamos los pasajes de tren para salir, al día siguiente, hacia el Taj Mahal.

martes, 10 de febrero de 2009

Viaje a India - 10 de febrero

Delhi

Temprano salimos para el aeropuerto de Calcuta con Diana y Selda. El vuelo fue un infierno. Una escala no prevista en una ciudad cuyo nombre no me acuerdo y un segundo tramo turbulento. Llegamos a Delhi a la tarde y nos separamos. Ellas fueron a un hotel cerca del Main Bazar, y yo a la casa de Anish, un historiador que conocí en el congreso, que quedaba en Panchshilla Park (South Delhi). Pasé el resto de la tarde con él, mientras me explicaba que hacer en Delhi, con lujos de detalles. Anish, y toda su familia, fueron muy generosos conmigo.




A la noche fui al hotel de las chicas para reencontrarme y salimos a cenar. Tomamos con Anish un taxi y fuimos hasta el Main Bazar. Allí nos separamos. Antes, Anish nos recomendó un restaurant en ConJustificar a ambos ladosnaught Place, una suerte de plaza comercial circular, muy rara.



Fuimos hasta allá los tres en un carro bicicleta a tracción humana. El lugar era excelente y bastante lujoso (ostentoso además, de un lujo típicamente árabe). A la vuelta anduve en elefante, de noche, por las calles de Old Delhi.